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Todo parece indicar que el escenario del diseñador ha cambiado. Una serie de factores han hecho mutar la labor del diseño hasta configurar una nueva estructura donde ya no se trata solo de comunicación y grafica, sino de una disciplina capaz de intervenir otras disciplinas y auto soportarse como un oficio creativo.

En la última década las sociedades han sufrido una serie de transformaciones tanto políticas y sociales como tecnológicas, las que han cambiado ciertos paradigmas y estados que considerábamos clásicos.

Hace 10 años un diseñador joven, recién egresado de una escuela aspiraba a formar parte de un estudio o agencia de publicidad, diseñar una marca y diagramar un libro, quizás ascender en un escalafón para llegar a ser director creativo o director de arte. Hoy en día las aspiraciones de un diseñador novel son distintas: busca ser autónomo, formar su propia agencia o estudio y conseguir una cartera de clientes que pueda administrar directamente y que signifiquen la base de su propio negocio.

Pero vamos por partes. Los nuevos formatos son una realidad.

Un ejemplo de ello es lo sucedido durante el proceso de selección de trabajos para el premio Altazor 2008 en donde la convocatoria estipulaba claramente que los postulantes debían ser “diseños en dos dimensiones, que no sean de carácter publicitario, tales como tipografía de libros, revistas y medios escritos en general; afiches y portadas; páginas web; ilustración de libros y comics, y otros similares”, para luego establecer en la ficha de inscripción las exclusivas áreas de Identidad Corporativa, Ilustración, Diseño Editorial, Packaging, Tipografía y Diseño Web. Así fue como durante las reuniones del colegio de premiación comenzaron a surgir dudas respecto a en donde incluir ciertos proyectos que abarcaban mas de una de estas áreas, o que, definitivamente, se salían de formato.

El caso más representativo fue el de la exposición This is Not Design, organizada por la UNAB y Fauna Diseño, uno de los eventos de diseño mas relevantes del año recién pasado, el cual, siendo un trabajo de gráficos, se movía en los límites de la disciplina, ya que además de tener soportes tanto de identidad corporativa, como diseño editorial y web era una exposición y ciclo de conferencias, era un encuentro y era un espacio, era diseño de comunicación e interacción. Todo quedaba en conflicto, incluso la autoría del evento, ya que al ser una convocatoria, era un trabajo individual y a la vez colectivo. Era en síntesis un formato, mas complejo y mas completo que se salía de la norma establecida en la ficha de inscripción.

Es que los formatos ya no son con medidas de largo por ancho.

Hoy en día hasta nuestro calzado pueden ser un espacio para ser intervenido, tal como sucede en los showcase de adidas o de converse, en que personajes como Sam Flores o Ape intervienen las colecciones de las marcas. Y esta opción no es privativa de los grandes diseñadores, ya que estos mismos productos son puestos en el mercado para ser “customizados” por los usuarios, como la adicolor de adidas, generando productos únicos y propios, abriendo así canales en que el flujo es en ambos sentidos, alimentándose los usuarios de la marca, y la marca de los usuarios.

Hoy día el poder se ve difuminado, borroso. Ya no existe un poder central y superior sino una gran red de nodos autónomos y conectados a la vez. Ya no existe periferia, o bien somos todos periferia como dice Juan Guillermo Tejeda. “Nos enfrentamos esta vez, solitarios o aislados, a un poder difuso ligado a una economía también difusa, no centralizada, y a un sistema visual o de comunicación hecho de múltiples estímulos fragmentarios” señala Tejeda en su ensayo Diseño Salvaje. Entonces, en este nuevo espacio, lleno de fragmentos, cada uno es capaz de agregar una nueva pieza al puzzle, una pieza nueva y propia. En este nuevo espacio es donde los diseñadores para existir generan “auto encargos” o visto en el contexto del mercado, nuevos productos.

Históricamente el diseñador era quien vestía y buscaba la forma de hacer publico un nuevo producto habitualmente desarrollado por una corporación. Hoy son los mismos diseñadores quienes en un escenario abierto y mas salvaje generan estos auto encargos que se traducen en productos innovadores surgidos de mentes que piensan en la forma antes que en la utilidad, lo que ha permitido que los mismos diseñadores se den a conocer ya no como personas sino como marcas. Ahí están los casos de Tokidoki, quien desde Italia ha generado una serie de personajes, los que instalados en poleras, afiches, pins, stikers e incluso figuritas corpóreas se despliegan a lo largo y ancho del mundo. Y gracias a este escenario difuso, y a la vez igualitario, pueden surgir diseñadores-marcas desde cualquier latitud, como Pece, Sindicato de la Imagen, Junta Editorial quienes colonizan el mundo desde Santiago de Chile con su diversidad de productos.

Si antiguamente se desarrollaba un producto para un usuario especifico hoy es el usuario el que puede elegir ante una galería amplia de productos. “ El diseño se ha vuelto una disciplina mutante, abierta o es quizás una constelación de oficios diversos cada uno de los cuales inicia su acción allí donde acaba la tecnología, y la prolonga hasta que la cosa diseñada encuentra su usuario” señala Tejeda.

Este escenario abierto hace necesario considerar las estructuras comunicativas las que también han cambiado.

El diseñador grafico debe hoy en día estructurar herramientas comunicativas para estos estos nuevos escenarios, mutando del papel a nuevos formatos mas interactivos y menos estructurados que los conocidos. Álvaro Sylleros señala en Diseño e Interacción Identitaria que “el proceso evolutivo de la sociedad contemporánea tiende a reemplazar progresivamente la comunicación por la interacción” ya que “esta aparentemente redescubierta forma de relación se caracteriza por permitir la modificación mutua entre entidades que participan en diversos procesos, oponiéndose en gran medida a la unidireccionalidad de la comunicación (emisor – mensaje- receptor)”

Hoy los usuarios se mueven en ambientes de estructuras inacabadas, diseñadas para participar en ellas, para intervenirlas y personalizarlas, pensadas para re-estructurarlas, de tal manera que funcionen como una herramienta capaz de construir redes, lo que transforma al usuario en una membrana permeable que selecciona los que entra y sale de su mundo. Ejemplos básicos de esto es la plataforma web 2.0 a través de Blogspot, Youtube, Mysapce o Facebook, los que de alguna manera se han transformado en los nuevos “espacios públicos” reformulando los conceptos de comunidad y pertenencia.

Por eso hoy es cuando más diseño se necesita.

Nos encontramos en un estado privilegiado para ser diseñadores, todo y todos necesitan darle forma a las cosas y las acciones. Entonces, ¿como nos enfrentamos a la formación de las nuevas generaciones? ¿cómo podemos hacer que un alumno vaya a una clase, en que probablemente el único estimulo que tenga será el de la voz de un profesor y un data show? Hoy un joven tiene mas acceso a diseño, arte y creación en los mas de 70 canales de su control remoto que en una sala de clases. Tiene mas estímulos en la paredes de la ciudad, listas para ser intervenidas que en un espacio regulado con 20 compañeros de curso. Hoy nos enfrentamos, como formadores, a un escenario adverso y desafiante, que nos obliga a estar despiertos y alertas a lo que sucede.

Si sabemos que los conocimientos básicos con los que llegan los alumnos al primer año de diseño, exceden lo requerido, sobre todo en recursos tecnológicos y acceso a información, debemos suponer que estos, sumando lo que puedan adquirir en su proceso formativo, llegaran mas lejos y serán mas capaces que las generaciones anteriores. Pero no es así, ya que hoy los intereses y los deseos son los que mandan y ponen los reales limites. Como dice Tejeda nuevamente: “Diseñadores industriales levantan sitios web, tipógrafos derivan al mundo de los espectáculos, artistas conceptuales terminan por poner un bar de éxito. Este cruce de disciplinas barre con sindicatos y pone en jaque las estructuras académicas, pero termina validándose finalmente a través del mercado o por medio de redes digitales. La metodología, cualquiera que ella sea, ha de adaptarse a este nuevo paisaje.”

Por eso debemos generar metodologías abiertas donde cada uno pueda ser capaz de construir lo deseado, estructuras dinámicas, sólidas y a la vez flexibles, tal como lo hace el mercado. Debemos ser capaces de llevar esta nueva realidad a la sala de clases, abrir las puertas para que las continuidades de MTV entren a la clase, para que un juego de Play Station sea un encargo, o que el NikeStore sea un referente de diseño.

Hoy los diseñadores deben capacitarse para enfrentar un mundo que les es completamente abarcable, y no solo en el quehacer del diseño, y al decir mundo lo decimos de la manera mas literal posible, ya que sin duda, un diseñador que nace a este nuevo escenario podrá desenvolverse en cualquier parte del planeta. El acceso a tecnologías es igualitario, un creador en Barcelona podrá tener exactamente el mismo MacBook Pro con procesador de 2.2 G con 2 GB de memoria que puede tener un diseñador en Chile, con los mismos programas, la misma conexión a Internet y el mismo acceso a los mismos sitios, por lo que el único diferenciador que existe entre el histórico primer mundo del diseño y nosotros es la creatividad y las ganas para hacer y creer que se puede.

Para allá vamos.